El inmigrante digital ha decidido traspasar las fronteras de la Galaxia Gutenberg y trasladarse a la Galaxia Cibernética. Por fin.
Ha sido una decisión de siglos. Viaja nuestro inmigrante, como todo inmigrante, con voluntad de retorno. Pero nunca se sabe. Recela nuestro inmigrante, como todo inmigrante, de su destino; pero necesita su destino. Necesita probar y comprobar las mieles que dicen que son futuro. Futuro presente para unos, futuro prehistoria –ya– para otros. Que todo aquí parece correr muy rápido.
Pero no divaguemos, porque nuestro inmigrante quiere que digamos sus primeras experiencias entre blogs y edublogs, entre wikis y eduwikis, entendiendo por primeras experiencias las que le han entretenido estas semanas inmediatas. Porque para nuestro inmigrante no todo ha sido novedad en la galaxia de las webs, que alguna cosa sabía, fruto de alguna excursión pasajera, fruto de alguna colaboración internáutica, fruto también de comentarios de viajeros que un día visitaron con nostalgia su galaxia de libros.
Entre los bosques de vínculos que ha descubierto, señalará de momento uno. Pero no quiere dejar de decirnos que afortunadamente no todo es cajón de sastre como negativamente pensaba nuestro viajero, porque más de una vez le atosigaron los vínculos o hipervínculos, URL, etiquetas... Y que también hay originalidad, gracia y frescura como le ha parecido en el blog 1789. Historia en presente de Ágata García Castro. Blog, en pasajes, muy personal y sincerote. En diálogo particular con la Historia, para disfrutar y debatir y rebatir y compartir. Porque en él hay contenidos científicos pero les arropa una humanidad vertida con desparpajo que personaliza –hace propios– los saberes. Saberes asimilados como jugando con ellos.
Pueda ser que nuestro inmigrante no comparta algunas percepciones descritas en el blog pero ha disfrutado de la sinceridad y frescuras que nos invitan también a pensar la Historia, a debatirla, a que los hechos no sólo hay que saberlos y ya está, sino que también nos invitan, los hechos, a dialogar con ellos.
Pero el viaje ha sido largo y nuestro inmigrante está cansado. Tiempo habrá de comentar más lugares que han llamado su atención. Nuestro inmigrante digital busca ahora el solaz de la música reparadora y providencial:
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